En casa siempre hemos jugado mucho al parchís. Cuando era jovencita en casa de mis padres con ellos y mi hermano, también echábamos unas divertidas partidas con amigos o tíos y primos que venían a casa, y después, en mi propia familia, asimismo hemos jugado un montón.
Pero hacía mucho que no recurríamos a este divertido juego de mesa, que es mi preferido entre todos los existentes, y ha sido durante el confinamiento cuando hemos vuelto a retomar el hábito de echar una partida casi todos los días.
Mis Leslys se han apasionado con él y aquí vienen a dedicarle una entrada y compartir unos cuantos datos sobre este juego tan popular.
El parchís se desarrolla sobre un tablero que habitualmente es para cuatro jugadores pero que también puede ser para seis e incluso ocho. Se juega con un dado y cuatro fichas para cada jugador, que se identifican por distintos colores. El objetivo es que cada participante llegue con sus cuatro fichas desde su casa hasta la meta intentando por el camino comerse las de los demás. El mecanismo del juego es sencillo y conocido por todos.
El Parchís es una variedad del Parchisi un juego creado en la India en el siglo XVI. El tablero actual en forma de cruz es una representación del original, que era el jardín del emperador Abdul Momin. El centro del tablero representa el trono que se colocaba en el centro del patio, las fichas eran bellas jóvenes de la corte que se disputaban el honor de jugar para el monarca.
El nombre del parchís proviene de la palabra parcisi que significa veinticinco en hindi, ya que ese era el máximo resultado que se podía obtener al lanzar las conchas que hacían las veces de dados.
Mis leslys se han fascinado con este juego, y cada vez que echan una partida, se visten para la ocasión, una de cada color. No hay que olvidarse tampoco del importante papel que juega el dado.
Hay varios tableros en casa, uno tradicional de cuatro jugadores, otro más grande para seis, en el que se juegan unas fantásticas y largas partidas, y otros con diseños más fantásticos, como éste dedicado al mundo de los pitufos. Se lo compramos a mis hijos cuando eran pequeños.
Es un juego que me encanta, e incluso su colorido lo hace muy atractivo para mí.
Un juego que goza de tanta popularidad que incluso dio origen a un conocido grupo musical en la década de los ochenta y que no podía faltar en esta entrada.