Ya lo dice el refrán que da título a esta entrada, que Abril puede regalarnos chubascos y tormentas, y por lo menos aquí en el norte se ha empeñado en darle la razón al refranero del que debo decir que soy admiradora por su certera sabiduría.
Una de esas mañanas lluviosas apareció en mi buzón un paquete remitido por mi bibliotecaria favorita que tiene tanto talento como generosidad en sus creativas manos. Me estoy refiriendo por supuesto a Rosana que con gran oportunidad nos obsequiaba con una prenda especialmente apropiada a los días húmedos que estábamos padeciendo (o disfrutando, según la preferencia de cada cual): Una preciosa gabardina, con una tela ligera de estampado primaveral acompañada de un gorrito al tono.
O sea, lo ideal para el tiempo que está haciendo, para proteger de la humedad ambiental y a la vez no olvidarnos que estamos en primavera.