ALICIA Y EL ESPEJO MARAVILLOSO

Alicia ha crecido. Ya no es esa niña fantasiosa que perseguía conejos blancos. Pero aún es reconocible, no ha perdido su esencia.

Sigue teniendo una gran inclinación por los gatitos, aunque en el pasado hayan sido la causa de que se metiera en no pocos líos. 

Y la verdad es que añora un poco su época gloriosa de personaje literario. En casa le acompañan sus aventuras hechas novela. Ella, que las ha vivido, las recuerda bien, pero de vez en cuando le gusta leerlas para recrearse en los detalles.

Si fue emocionante caer por la madriguera del conejo, aún lo fue más atravesar el espejo encima de la chimenea. Ahora es otro  espejo y otra casa, pero en momentos de aburrimiento, Alicia piensa  si no sería posible atravesarlo también. Ya sabemos, que a ella, además de los gatos, lo que la mueve a vivir aventuras fabulosas es su poca tolerancia al aburrimiento. Y los espejos, todos, son objetos llenos de misterio. El nuestro también.

¿Qué habrá al otro lado?

¿Será la entrada al lugar que ya conoce o la puerta a otro completamente desconocido?

En casa procuramos tenerla entretenida, pero no sé si lo conseguimos, una mente tan inquieta es difícil de satisfacer. Hemos tenido partidas a las cartas y al ajedrez con ella, pero claro, después de haber conocido a la Reina Roja y a la Reina Blanca, o jugar al criquet  con los Reyes de Corazones, competir con nosotros no es tan emocionante. 

Solemos organizar meriendas con té y pastas, pero nada que se pueda comparar a las fiestas de "No cumpleaños" del Sombrerero Loco.

Yo pensaba que con la edad se le iría de la cabeza ese afán aventurero y curioso, pero ya me estoy temiendo lo peor...